Mi debilidad!

Quién mejor que yo para escribirles acerca de la soberbia, pecado capital grave que Dios aborrece grandemente y representa mi mayor debilidad. Apetito desordenado de la propia excelencia, apetencia en exaltarse en honores y puestos, sentirse superior a los demás, sentir que eres mejor que los demás, más inteligente; en fin, difícilmente alguien que le corre sangre por las venas, alguna vez no se haya dejado llevar por esta debilidad. Como podrán notar que llamo debilidad a los pecados capitales y les explicó la razón. Para que el pecado sea concebido, tiene que existir una debilidad, luego entra a la ecuación la tentación y la adición trae como resultado el pecado concebido. En ese preciso orden una debilidad desemboca en pecado. Por esto, si analizamos el "Padre Nuestro", podremos notar algo muy curioso que respalda mi teoría; por lo que los invito a analizar el orden de los párrafos finales: 1. Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Esto representa la reconciliación con Dios, en donde solicitamos el perdón a Dios con el respaldo de que nosotros también perdonaremos a los que nos han ofendido. 2. No nos dejes caer en tentación. Viene exactamente después de habernos reconciliado con Dios, y le pedimos que aleje de nosotros las tentaciones que nos llevan al pecado. Para que algo te tiente, definitivamente es porque tú presentas debilidad frente a esa tentación y a veces consideras casi imposible no caer en ella. 3. Líbranos del mal. Aquí el caso es completamente ajeno a tu debilidad; en este caso tú le pides a Dios que aleje de ti a aquellas personas que por su debilidad cayeron en pecado y ese pecado afectó o podría afectar negativamente tu integridad moral o física. Espero les sirva esta reflexión aquellos que son débiles ante la soberbia, que no caigan en desobediencia, vanagloria, vanidad, jactancia, hipocresía, altanería, presunción, altanería y todas las otras derivaciones de este pescado capital que Dios tanto aborrece. Salud y bendiciones!